Uno de los comentarios más recurrentes que escuché al venir a España a estudiar, por parte de familiares, conocidos y demás personajes, fue: "una vez estando de aquel lado del charco es más fácil que te muevas de allá para acá". En efecto, es más fácil dado que las "distancias" son mucho más cortas en este pequeño gran continente. Además debería decir que de cierta forma también ayuda que la "cultura" general es más bien la cultura del viaje: salir y conocer lo más que se pueda de la manera más económica y práctica posible, pero aprovechando al máximo cada visita. Y como dice el famoso proverbio: "Al país donde fueres haz lo que vieres", cuando llegó a mis oídos la propuesta de ir a Barcelona por un fin de semana decidí seguir esta máxima.
El plan: visitar Barcelona en tres días y dos noches con mis cuatro compañeros, un mapa, ropa suficiente y la comida indispensable (más frugal que indispensable, pero al fin y al cabo alimento).
Salimos un viernes por la tarde-noche, ya que no pudimos salir antes por unas asignaturas en la universidad y una visita al museo de arte contemporáneo de Valencia a la que no nos pudimos rehusar. Aunque al fin y al cabo llegamos a Barcelona por la noche y tuvimos suficiente tiempo de llegar al albergue y cenar un bocadillo antes de irnos a dormir. Lo interesante fue que el hostal que reservamos esta en las afueras de la ciudad, enclavado en una parte montañosa-boscosa, lo que le dio un cierto aire de "camping" que no habíamos anticipado. Y lo más interesante fue que el transporte hacia la ciudad era bastante accesible por lo que estábamos como quien dice "en medio de dos mundos".
Dia 1
En fin al arrancar el día sábado nos topamos con que el clima nos había hecho una mala jugada y empezó a llover, si no a cántaros, lo suficiente como para mojarse uno bastante. Mas no contaban con mi astucia, ya que habiendo previsto esta improbable situación, atinadamente empaqué mi practiquísimo y querido poncho para poder afrentar los embates de aquel "temporal".
Afortunadamente, después de unos minutos de estar al descubierto ya en la ciudad, la lluvia dejó de caer e incluso dejó asomar unos rayos de sol que fueron bastante bien recibidos. Así que agradeciendo nuestra buena fortuna, emprendimos la marcha iniciando por una avenida peatonal importante en esta ciudad llamada "Las Ramblas". Lo interesante del cuento es que precisamente a través de esta avenida, es posible "cruzar" desde aproximadamente el centro de la ciudad hasta la costa en la parte sudoeste de la misma, por lo que es posible toparse con la mayoría de los destinos interesantes sobre esta ruta.
En primera instancia, nos topamos con el mercado regional bastante pintoresco, el cual ofrece en sus más de 2000 metros cuadrados infinidad de viandas y exquisiteces propios del lugar: carnes, frutas, vegetales y mariscos en sus más variadas presentaciones. Obviamente vimos lo suficiente como para que nos abriera el apetito, pero decidimos proseguir la marcha antes de sentarnos a "almorzar".
Poco después una vez en la ruta, nos desviamos un poco para ir a la catedral de la ciudad ubicada en la zona antigua de la ciudad. Y como es de esperar en nuestro camino pudimos contemplar las callejuelas, callejones y demás pequeños detalles de estas zonas.
Una vez llegamos a la plaza mayor donde está la catedral fue difícil escoger cuál sitio es el que más nos gustó. Sobra decir que la catedral es impresionante en todos aspectos, salvo que desafortunadamente la fachada frontal estaba bajo construcción y no la pudimos apreciar en toda su magnitud, pero he aquí un poco de la "documentación fotográfica" con la que todos colaboramos.
En fin, después de esta dosis de santidad, nos descubrimos verdaderamente hambrientos y para nuestro beneplácito encontramos cerca de la plaza un pequeño restaurante de tapas bastante acogedor y suficientemente cercano a las necesidades de nuestros bolsillos.
De hecho el sistema del barecito este era bastante interesante y para nada aplicable en México o en Estonia, como diría mi querido amigo Jano: Cada persona tomaba de la barra los platillos que deseaba, los cuales estaban ensartados en un palito de madera; al terminarse cada pieza, el palito se ponía dentro de un vasito colocado en el centro de la mesa y el mesero, para cobrar la cuenta, contaba la cantidad de palitos y así calculaba el total consumido. Obvio que era muy fácil hacer "desaparecer" palitos y así no aparecerían en la cuenta final...
"Barriga llena corazón contento" dicen por ahí, así que con el corazón bastante contento iniciamos de nuevo la marcha hacia el final de las Ramblas: el puerto. Nos topamos primeramente con la plaza Colón (cuya fotografía pudieron ver al inicio del blog), una plaza dedicada como homenaje a tan ilustre personaje quien de hecho nos "dirigió" a las orilla de aquellas costas mediterráneas. Bastante predecible la tan cuidada estética del lugar, ya que como puerto de gran cabotaje (donde se concentra gran parte de las importaciones y exportaciones marítimas del territorio europeo) y centro de esparcimiento de fama global, la imagen que refleja es de clase y belleza.
Después de respirar un poco de brisa marina, decidimos emprender de nuevo el camino y visitar uno de los espacios de más referencia en la ciudad de Barcelona: La Pedrera, obra del arquitecto Antonio Gaudí (1852-1926), construida por encargo en los inicios del siglo XX y declarada Bien Cultural del Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1984. La Casa Milá o la Pedrera (que significa en castellano "cantera") es un edificio-residencia que en su época fue bastante innovador por su diseño en aspectos funcionales y constructivos (iluminación natural central y carencia de pilares de soporte, por ejemplo). Básicamente sólo se pueden visitar un piso, el desván y la azotea, ya que las demás secciones se encuentran ocupadas, mas se pueden ver en varios puntos exposiciones referentes a la vida del constructor y demás datos de interés. Personalmente y creo que como la gran mayoría opina, mi sección favorita fue la azotea, por sus formas sugerentes y la vista hacia la ciudad.
Nuestro siguiente destino, otra de las obras célebres de Gaudí y también una de las más emblemáticas y controvertidas de Barcelona: La Sagrada Familia. Con sus más de 12 torres y de altura increíble esta iglesia cuya construcción comenzó a principios de siglo, sigue inconclusa por falta de recursos o limitaciones tecnológicas del pasado, por lo que siempre se observan andamios y maquinaria trabajando alrededor de tan vistoso edificio.
Además de la peculiaridad de que es un edificio que lleva siendo construido alrededor de 100 años, debo mencionar que como toda obra de Gaudí, las innovaciones constructivas tanto en estructurales, funcionales y estéticas se ven también reflejadas en esta obra. De hecho, como opinión personal, considero que ésta es la máxima exponente de la genialidad de A. Gaudí.
Siguiendo con el relato, después de caminar y visitar tantos lugares, decidimos ahora dedicar el resto del día (que prácticamente llegaba a su fin) al ocio y entretenimiento. Procuramos algo de cenar y vagamos un poco por las Ramblas, para conocer algo de la vida nocturna de Barcelona.
Como toda ciudad cosmopolita y en especial española, la vida nocturna es bastante activa y existen actividades para todos los gustos. Esta noche no entramos a clubes ni discotecas por escasez de dinero y tiempo, pero sí vimos muchas cosas interesantes mientras deambulábamos por las calles. En especial este grupo de pasodoble/rumba callejero que tuvimos la oportunidad de grabar:
Día 2
Descansado y después del grandioso desayuno incluido en el precio de la habitación, estábamos ya listos para proseguir con nuestra travesía. Prácticamente el día anterior exploramos la ciudad del centro hacia el sur, por lo que nos faltaba por visitar los destino que no están en esta zona. Un poco cansados por la caminata anterior y teniendo en cuenta que no disponíamos de tiempo para visitar todo, decidimos enfocarnos en 2 destinos: el parque Gaudí y la ciudad Olímpica.
El cambio de planes se dio al salir del hostal, cuando nos dimos cuenta que en la cima de la montaña donde se encontraba nuestro alojamiento había una iglesia bastante grande y parecía un objetivo interesante de explorar. Así que para allá fuimos y nos topamos con el Sagrado Rosario, una iglesia a 560m sobre el nivel del mar desde donde podíamos ver la ciudad en su totalidad.
El siguiente sitio que visitamos fue el parque Gaudí. Antes de la pregunta "¿Gaudí también construía parques?" debo decir que en efecto, Gaudí no construía parques, en realidad es un espacio de áreas verdes y para recreación y esparcimiento pero recibe ese nombre debido a que ciertas construcciones (solares, bancas y terrazas) sí que fueron diseñadas por este famoso arquitecto. De hecho en este parque se encuentran las famosas "Salamandras" que son fuentes con forma de estos reptiles cubiertas con vistosos mosaicos sobre una base blanca.
Me queda nada más concluir diciendo que Barcelona es una de las ciudades más atractivas que he visitad y que recomiendo ampliamente como próximo destino vacacional.
Hasta luego
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