12.- Navidad y Año Nuevo 2007

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De nuevo me encuentro aquí escribiendo después de haber desatendido un poquito este espacio de expresión. Sin ánimos de excusarme he de decirles que es difícil mantenerse al día de los relatos y en cuanto se deja pasar un poco de tiempo sin publicar, entonces la cantidad de cosas por resumir/relatar se eleva exponencialmente. Pero con todo el ánimo del mundo y tratando de romper este círculo vicioso de "menos publico- más tengo que escribir- más flojera me da" aquí estoy ordenando un poco las cosas.

Bueno, en esta ocasión me queda por contarles lo acontecido durante mis vacaciones de navidad. Cabe mencionar que las vacaciones decembrinas comenzaron para mí el día 20 de diciembre después de una tormentosa semana terminando el proyecto semestral del Warehouse Management System. Así que el mismo día de la presentación final y la entrega de resultados, me "embarqué" hacia Munich sin más ni más, para visitar a mi novia Christine durante las festividades. De cualquier forma no me había librado en su totalidad de la responsabilidad del proyecto, dado a que el día 30 de diciembre deberíamos entregar un reporte final, del cual yo estaba encargado de redactar y enviar, así que tanto así como vacaciones, vacaciones no eran.

En fin, sin ahondar en detalles puedo decir que llegué, como veces anteriores, a casa de los Wittmers donde me recibieron, como es de su costumbre, con bombo y platillo y la mejor hospitalidad bávara que pueden uds. imaginar. Durante unos días, además dedicarme a comer an abundancia unos cuantos platillos alemanes (mi querida suegra se regordea con el hecho de que haya una persona que se coma todo lo que cocina, como si fuera una versión teutona de mi querida madre), beber con frecuencia religiosa mi litro de cerveza Augustiner con mi suegro, descansar y trabajar un poco en mi reporte. También Christine tenía que trabajar, por lo que estuvimos unos cuantos días tranquilos y en paz, reponiéndonos de la "agitada vida" del estudiante universitario.

Ya un poco más cerca del cúlmen de la festividad decembrina, nos dedicamos entonces a las actividades típicas durante estas fechas. En primer lugar, fuimos a Augsburg al Chriskindlmarkt, que es algo así como un mercado navideño que se instala en el centro de la ciudad, donde venden artesanías propias de la época, comida, Glühwein (vino caliente con opción a ponerle "piquete") y hacen una que otra exposición de un nacimiento y de monitos cantando canciones navideñas. A pesar del frío que hacía nos la pasamos muy bien (claro que unas cuantas copas de vino caliente ayuda bastante) y nos encontramos con unas amigas de Christine y estuvimos por ahí disfrutando de un buen rato.

En cuanto al día 24, religiosamente fuimos a la iglesia para atender a los servicios navideños. Como detalle interesante (y prácticamente de los que más tengo conciencia debido a mi parco dominio del alemán) fue la representación de la natividad por parte de los niños y niñas que frecuentan la parroquia y la escuela dominical. En México he visto estas actuaciones en las escuelas y demás, donde los niños disfrazados de "castorcitos" (recordando el comercial de "vamos castores vamos"... hehe) ataviados de sus zarapes, sombreros y "chanclas diule" caminan guiados por un angelito de alas gachas vestido de una no tan pulcra túnica. Bueno pues así más o menos fue lo que vi, salvo que los pastorcitos llevaban cayados y pieles de cordero a los hombros (algo así como el abuelito de Heidi) y los angelitos parecían sacados de un anuncio de Huggies. Una vez terminada la ceremonia regresamos a casa y, pues como en la mayoría de los hogares, nos duspusimos a tener una cena familiar de Navidad con la levísima excepción que por tradición en casa de los Wittmers, no se incluye ningún "animal" en el menú. Así que me olvidé del pavo/pollo/cerdo en un gran molde en el centro de la mesa, y engullí el resto de las exquisiteces bávaras (muchas cosas con patatas, queso, carne de cerdo, en general) y nos dimos a la tarea de abir los regalos en la sala acompañados de nuestras sendas tazas con más Glühwein (hehe). No tardamos todos en estar felices y contentos (movidos por la emotividad de las fiestas, claro está) y hasta agarré la guitarra y nos pusimos a bailar y cantar. En resumen una noche buena bastante pintoresca

Los siguientes días, pues los puedo resumir como días bastante tranquilos todavía un poco adormilados por las recientes festividades. La actividad a seguir era entonces un pequeño viajecito a Suiza organizado por Chrissy, la amiga de Christine, quien había tenido a bien rentar una pequeña cabaña entre ella y unos amigos y tuvieron la amabilidad de invitarnos a pasar aunque sea la noche de año nuevo. Así que llegada la fecha, empaqué unos cuantos cambios y mis "mejores ajuares" para la nieve y emprendimos Christine y yo el laaaaargo viaje de tres horas a Wildhaus, Suiza. La cabaña estaba localizada en un pequeño pueblecito de Suiza, en los Alpes prácticamente, y resultó ser que era un lugar bastante confortable para los 12 habitantes que ahí residiríamos. Básicamente las actividades entonces fueron salir a andar por la nieve, deslizarnos en trineo (no fuimos a esquiar porque salía muy caro para los dos días que estaríamos por ahí), cenar y jugar con los juegos de mesa que habían traído mis cohabitantes de la casa. El día de Noche Vieja, después de regresar de nuestra sesión de nieve, empezamos los preparativos para la cena de año nuevo: un Raclette vegetal. Explicando un poco, el Raclette consiste en una pequeña parrilla/plancha que se encuentra en el centro de la mesa donde se cuecen trozos de carne, pollo, pavo y se calientan pequeños pencitos y queso, y la idea es ir cocinando las porciones que se van a ir comiendo. Es algo bastante entretenido y permite estar comiendo y charlando con los demás comensales (quienes tuvieron la amabilidad de hablar algo de inglés para no sentirme tan "desplazado" por mi falta de fluidez en el idioma germano). En fin, al dar las doce campanadas lo típico: champán y fuegos artificiales, abrazos y besos seguidos de "Ein Gutes Neues". En fin al día siguiente después de desayunar y ducharnos (algo así como a eso de las 3 pm) regresamos a Alemania a casa de Christine, donde ya nos esperaban con una de las usuales opíparas cenas de doña Marianne.

De nuevo nuestros días "volvieron a la tranquilidad" y fuimos unas cuantas veces a Augsburg, un concierto en Mering y hasta me tocó hacerla de instalador de una lámpara en el cuarto de Christine. Todo esto antes del 4 de enero, que fue cuando decidimos hacer un pequeño viaje a Praga a visitar a mi amigo y ex-colega del WMS, Martin.

Pero esa es otra historia.

Hasta luego,